Imagina que tienes una gran idea, la conviertes en una plataforma digital y, en poco tiempo, tu solución se vuelve indispensable para miles de personas. Eso fue exactamente lo que le ocurrió a un joven desarrollador que creó una app para agendar servicios gastronómicos personalizados. Su propuesta era simple, pero poderosa: una experiencia fluida, recomendaciones inteligentes y asistencia automatizada. El éxito fue inmediato. Pero con cada nuevo cliente también llegaron más tareas, más decisiones que tomar, más alertas que atender. Aunque la marca crecía, su tiempo se encogía. Era el único que entendía cada engranaje de su sistema. Cuando intentó vender su negocio, escuchó una verdad que lo sacudió: "Tu empresa funciona porque tú estás ahí. Sin ti, no hay negocio que valga." Esa noche, algo cambió. Se prometió transformar su emprendimiento en un negocio autónomo. Empezó a automatizar procesos con inteligencia artificial, documentó flujos, integró sistemas que tomaban de...