Hace unos días tuve la oportunidad de asistir al 10º Congreso IA, Tecnología y Negocios América Digital México 2025, y no exagero al decir que salí con la mente revolucionada y convencido de que vamos por el camino correcto: la agilidad, la inteligencia artificial y la transformación digital no son el futuro, son el presente estratégico que necesitamos impulsar hoy.
Durante dos días en el World Trade Center de la Ciudad de México, estuve presente en un ecosistema donde líderes empresariales, tecnólogos, académicos y visionarios compartieron lo último en innovación. Celebrando su décimo aniversario, este congreso no solo mostró tecnologías, sino que reafirmó el papel de América Latina y en particular de México como nodo clave para la economía digital regional. El impacto económico del evento se estimó en más de 100 millones de dólares, y eso habla de mucho más que negocios: habla de visión, talento y acción.
El enfoque fue claro: impulsar la adopción tecnológica en sectores clave como telecomunicaciones, cloud, big data, IoT, ciberseguridad, fintech, marketing digital, y, en definitiva, la inteligencia artificial (IA). Con más de 200 marcas expositoras, 100 conferencias y más de 2,700 reuniones de negocio uno a uno, el congreso fue un punto de encuentro para quienes creemos que la transformación digital es más que una moda: es una obligación estratégica y social.
Uno de los temas que más me interesó y del que previamente he hablado en este blog, fue el de los agentes inteligentes de IA. Escuchar sobre su madurez tecnológica, sus capacidades para tomar decisiones autónomas y ejecutar tareas complejas sin intervención humana, me hizo pensar que estamos visualizando una nueva forma de operar las organizaciones. Ya no hablamos de asistentes virtuales simples, sino de "empleados digitales" que aprenden, se adaptan y transforman procesos de negocio en tiempo real.
Casos como el de Google Cloud, Dyna.Ai, Salesforce y Wolkvox mostraron cómo estos agentes están revolucionando desde la atención al cliente hasta el desarrollo de software. Me impresionó especialmente la posibilidad de multiplicar por 100 la eficiencia operativa, atender 24/7, integrar múltiples canales e idiomas, e incluso fortalecer la ciberseguridad con detección proactiva de amenazas. Todo esto, hace un par de años sonaría a ciencia ficción, pero ya está ocurriendo.
Claro que no todo es tecnología. También hubo conversaciones críticas sobre los dilemas éticos, los riesgos de la IA generativa, la manipulación de información y la necesidad urgente de transparencia y regulación. Estos temas me recuerdan que, como líderes, nuestra responsabilidad no es solo implementar tecnología, sino hacerlo con propósito, con ética y con una visión humanista. Valores que nosotros, en las capacitaciones y los proyectos que trabajamos con nuestros clientes, siempre tenemos en mente como eje rector.
En lo personal, otro aspecto que me dejó mucho en que pensar fueron los temas sobre criptografía cuántica, tecnología que se está consolidando como soluciones reales para proteger datos en esta nueva era. La seguridad ya no puede depender solo de contraseñas fuertes: hoy se requiere innovación desde la física cuántica para enfrentar las amenazas de un mundo interconectado y automatizado.
Los foros especializados abordaron temas como banca digital, fintech, industria 4.0, IA en manufactura, y metaverso, con ponencias de alto nivel. Me dejó una gran impresión escuchar a Mitch Lowe, cofundador de Netflix, hablar sobre el papel de la IA en la creación de nuevas experiencias humanas. También fue valioso conocer casos concretos de transformación digital en empresas como L'Oréal, Genomma Lab y hasta Casa de Toño, que muestran cómo las ideas se están llevando a la acción en todos los sectores.
Hoy regreso con muchas ideas, contactos y conocimientos, pero sobre todo, con un impulso renovado. Este congreso me recordó por qué hago lo que hago, y por qué sigo apostando por la transformación digital con un enfoque ágil, humano y estratégico.
En #AdbConsulting seguimos trabajando, aprendiendo y colaborando, porque la revolución digital no espera. Y porque, si lo hacemos bien, será una revolución al servicio de las personas.
Por Carlos Campa Arvizu.
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